De acuerdo a varias leyes federales y estatales de protección al consumidor y de lesiones personales, cuando productos defectuosos causan perjuicios físicos y/o económicos a consumidores, los fabricantes, distribuidores y vendedores a menudos son hechos responsables por los daños causados. A través de litigios, esos consumidores procuran ser indemnizados por los daños sufridos.
Si un grupo de consumidores ha sido perjudicado por el mismo producto defectuoso, se refiere a dicho litigio como “agravio masivo” o “demanda de acción de clase”. Independientemente de si los perjuicios resultaron de productos con diseño defectuoso, con defectos de fabricación o con defecto de promoción, estos tipos de agravios permiten que muchos individuos que han sido perjudicados por un producto actúen para remediar su situación.
Típicamente, estas demandas de acción de clase constan de aparatos médicos defectuosos (implantes, catéteres, etc.), preparados farmacológicos defectuosos (medicamentos con prescripción médica, medicamentos de venta libre, etc.), o agravios tóxicos (casos con métodos de fabricación/diseño o conducta inadecuados que resultan en, por ejemplo, aguas polucionadas, exposición tóxica, etc.).
Otros casos de productos defectuosos han surgido de la industria automotriz, diseño/fabricación de electrodomésticos y hasta computadoras o celulares defectuosos.
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